Para empezar, hemos de tener en cuenta que el cuerpo y la mente funcionan de manera coordinada, inseparable, como un perfecto engranaje. Las dos piezas son fundamentales y si falla una, todo nuestro organismo se desmorona. Por eso es muy importante que busquemos un equilibrio entre el cuerpo y la mente, a través de unos correctos hábitos de vida.
Si pones en práctica estos consejos, verás como pronto empiezas a sentirte mejor. A largo plazo, mejorará muchísimo tu calidad de vida. Y recuerda que la actitud positiva es una pieza imprescindible que debe acompañarte en toda tu búsqueda de empleo. Si no te llaman de entrevistas de trabajo o no consigues superarlas, no te vengas abajo. Que tengas suerte es sólo cuestión de tiempo, siempre que conserves la actitud. Así que ya sabes ¡nunca pierdas la sonrisa!
Evita los pensamientos negativos. Sólo nos hacen daño. Cuando vengan a tu mente, disípalos. Llama a algún amigo por teléfono, escucha una canción bonita o retoma ese libro que tenías aparcado. Por ejemplo, yo que soy mayor de 45 años me tengo que decir que cuento con una gran experiencia y sentido de la madurez, que me conozco bien a mí mismo y he desarrollado un gran control emocional, y que voy a encontrar trabajo.
Sonríe. La cara es el espejo del alma y nuestra sonrisa proyecta optimismo y positividad. Prueba a sonreir a todo el mundo cuando le saludes o cuando mantengas una conversación. Verás como muchos te devuelven la sonrisa.
Valora las pequeñas cosas. A veces nos obsesionamos con vivir grandes experiencias y aventuras para ser felices, sin advertir que la felicidad puede estar en una charla con los amigos, un paseo con la familia o un café mientras miramos por la ventana.
Recuerda al menos tres cosas buenas que te hayan pasado durante el día antes de irte a dormir. Insisto, pequeñas anécdotas: un capítulo de una serie que te ha hecho reír, el gracias de esa mujer a la que le has cedido el asiento en el metro o la mirada cómplice que has tenido con un amigo. Estos pensamientos te ayudarán a conciliar un sueño más tranquilo y relajante.
Nunca te compares con los demás. Eres un ser único y maravilloso. Tienes defectos, pero también muchas virtudes. Céntrate en ti mismo, en lo que tú puedes mejorar, pero nunca juzgues ni te midas con los demás. Es dañino y sólo trae malas sensaciones.
Cómo entrenar el cuerpo y el alma:
Haz ejercicio todos los días. Recuerda que el corazón y el cerebro son el centro neurálgico de nuestro cuerpo y necesitan ejercitarse para mantenerse sanos, igual que el resto de músculos. No es necesario que seamos expertos deportistas ni que practiquemos disciplinas de riesgo, a veces basta con caminar a buen ritmo durante media hora al día. Algo tan simple, nos ayudará a eliminar toxinas, a relajarnos y a reducir la tensión y el estrés.
Bebe mucha agua. El agua es fuente de vida, nos hidrata, aumenta nuestra energía y limpia nuestro organismo. Por eso hemos de intentar beber 2 litros al día. Si lo conseguimos, pronto veremos que nos sentimos mejor. No sólo nuestro aspecto será más saludable, sino que disminuiremos el riesgo de padecer dolores de cabeza y mejoraremos nuestra digestión.
Come frutas y verduras y evita las grasas. No es cuestión de ponernos a dieta, en absoluto. Pero sí debemos incluir las frutas y las verduras como alimentos básicos en nuestra rutina. Son fuente de vitaminas, antioxidantes y regulan nuestro organismo, haciendo que funcione mejor. Te animo a incorporar a tu dieta de 2 a 4 piezas al día, pues no sólo reducirás el riesgo de padecer enfermedades graves, sino que te proporcionará una sensación inmediata de bienestar. Reserva los dulces y los “caprichos” para ocasiones especiales, por ejemplo los fines de semana. Así los valorarás más.
Lee, los libros son una ventana al mundo que nos permite estar en contacto con muchas realidades. Con la lectura, entrenamos nuestra concentración y nuestra memoria, además de aumentar nuestro vocabulario y capacidad de expresión, aspectos clave en la búsqueda de empleo. Y algo muy importante: recuerda que es de los entretenimientos más baratos que podrás encontrar.
Ten contacto con la naturaleza. El color verde evoca armonía y calma y nuestra mente lo asocia con bienestar. Estudios recientes demuestran que el contacto con la naturaleza provoca que la gente sea más empática, sensible y sociable. Un paseo por el parque respirando hondo puede ayudar a que nos relajemos, nos encontremos a nosotros mismos y mejoremos nuestra autoestima y autocontrol. ¡Si tienes oportunidad, no dejes de hacerlo!
Date algún capricho. De vez en cuando tenemos que hacernos algún regalo para compensar nuestros esfuerzos diarios. No tiene porqué ser algo caro, a veces podemos encontrar recompensa pasando el día en el campo con nuestra familia, organizando un concurso de tapas en casa o viendo esa película que tanto nos gusta, con un buen bol de palomitas.
Seguro que pensando se nos ocurren muchísimos más consejos de vida saludable, pero estos son los fundamentales. Ahora reflexiona, ¿cuántos de ellos desarrollas en tu vida diaria? ¡Te animo a no dejar ninguno fuera! Y me despido con la cita latina: “Mens sana in corpore sano” y con un último enlace, pequeñas maneras de encontrar la felicidad en lo que ya tienes. Saludos.
Fuentes: Fundación Adecco.
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